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¿A qué edad puede comer un bebé carne de puerco?

¿A qué edad puede comer un bebé carne de puerco?

La carne de cerdo o de puerco es una carne blanca, pero con más grasa que otras como las carnes de pollo, pavo o conejo, por lo que se recomienda introducirla en la dieta del bebé un poco más tarde para que pueda digerirla mejor.

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Indice

 

¿A qué edad comenzar con la carne de puerco?

La dieta de un bebé hasta los 6 meses se basa únicamente en la leche, ya sea materna o de fórmula. Sin embargo, a partir de esta edad la leche ya no cubre las necesidades nutricionales del bebé, sobre todo en lo que respecta al hierro. Y, además, el bebé ya está preparado para digerir y consumir otros alimentos, por lo que se comienza con la alimentación complementaria a la leche materna.

La Asociación Española de Pediatría recomienda comenzar con la introducción gradual de los principales alimentos, dejando siempre pasar al menos 3 días entre uno y otro para comprobar si existe alguna alergia o intolerancia.

Aunque se puede comenzar por cualquier grupo, se suele empezar por los cereales sin gluten (arroz y maíz), las frutas y las verduras, evitando aquellas de hoja verde que contienen muchos nitritos.

Después, se suele ofrecer al bebé cereales con gluten y carnes blancas, empezando por pollo, pavo y conejo. El cerdo se dará un poco más adelante, preferiblemente partes con poca grasa. No existe recomendación de una edad determinada, aunque suele hacerse entre los 8 y los 9 meses.

Por último, las carnes rojas, como la ternera, no se aconsejan hasta los 12 meses.
 

¿El cerdo es realmente carne blanca?

A diferencia de las carnes rojas, como la de vacuno, la carne de cerdo está formada sobre todo por fibras blancas, por eso se la agrupa dentro de las carnes blancas. Sus fibras tienen menos contenido graso, aunque es cierto que son más grasas que las de otras carnes blancas como el pollo o el pavo.

Cerca del 70% de la grasa es subcutánea, por lo que se puede extraer fácilmente. Además, hay partes del cerdo, como el lomo, en las que el contenido de grasa es inferior al 2%. Por eso se puede introducir en la dieta del bebé antes que la carne roja.
 

Beneficios de la carne de puerco

La carne de cerdo es rica en vitamina B, una vitamina esencial que ayuda al metabolismo energético e interviene en funcionamiento del sistema nervioso. Contiene sobre todo vitamina B12, de hecho, las necesidades diarias de vitamina B12 se ven cubiertas con una sola ración de carne de cerdo. También es rica en vitamina B1 o tiamina, que contribuye al crecimiento y desarrollo de la piel y en vitamina D.

Además, es fuente de proteínas y minerales esenciales como el calcio (que ayuda al desarrollo de los huesos), el hierro, el potasio, el zinc, el fósforo y el magnesio.

Contiene ácidos grasos saturados, pero su proporción de ácidos grasos monoinsaturados (grasa buena) es superior al resto de las carnes.
 

¿Cómo preparar la carne de cerdo?

Según el corte de carne que se elija, tendrá más o menos grasa. Por eso, en el caso de la alimentación infantil, se debe consumir solo las partes magras como el solomillo o la cinta de lomo.  En cambio, es mejor no ofrecerle hasta más adelante partes que contienen más grasas, como las chuletas, las costillas o la panceta. Tampoco embutidos o charcutería porque tienen mucha grasa, sal y conservantes.

El lomo adobado contiene orégano, ajo, pimentón y otras especias, además de sal, por lo que es mejor no ofrecerlo hasta más adelante, a no ser que el adobo sea casero y se evite la sal.

Se aconseja elegir piezas de la parte trasera el cerdo por contener proteínas de mejor calidad.

Además, la puedes cocinar a la plancha, asada, hervida o a la parrilla, evitando los rebozados y las frituras hasta más adelante.

Puedes cocer unos 20 gramos y titularlo junto con el puré o, si no le das purés, cortar tiras pequeñas para dejar que las chupe y mastique.

A medida que pasen los meses, podrás ir introduciendo más partes de la carne de cerdo y hacer platos más elaborados.

Recuerda que la carne de cerdo es muy saludable y puede consumirse unas dos veces a la semana, eligiendo preferiblemente las partes menos grasas y elaborándola al horno, hervida, a la plancha, etc.

Y, para que la dieta del bebé sea sana, debes intentar que su alimentación sea equilibrada y cuente con 5 raciones diarias de fruta y verdura, cereales, pescados y huevos. Evita la sal, el azúcar y las grasa saturadas y procura que tu hijo se acostumbre desde pequeño a comer de todo y hacer ejercicio a diario, ya sean actividades dirigidas, o salir al parque a jugar y correr.

 

 


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